Que todo tu colegio, y que todo el mundo sepa que, hoy, y a través del infinito paso de los tiempos y las distancias, Diego Kirsch, supo ganarse un corazón que, valga lo que valga, aprendió a latir entre sus dedos, para vivir en la eternidad de su mirada y difuminarse en lo efímero de una lágrima suya. Ojalá siempre seas tan excepcional, como hoy.
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Que todo tu colegio, y que todo el mundo sepa que, hoy, y a través del infinito paso de los tiempos y las distancias, Diego Kirsch, supo ganarse un corazón que, valga lo que valga, aprendió a latir entre sus dedos, para vivir en la eternidad de su mirada y difuminarse en lo efímero de una lágrima suya. Ojalá siempre seas tan excepcional, como hoy.
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